Vamos a la plaza




Hace un ratito regresé de Colón donde conversamos con los vecinos y vecinas de variados temas de actualidad y aprovechamos para juntar algunas firmas para la derogación de la LUC. Ya agendamos otras actividades por allí y volví a casa reflexionando sobre la necesidad imperiosa del contacto lo más asiduo posible con las bases y la gente.

Creo que nos debemos de forma permanente recordar siempre que para el FA no había dirigentes ni dirigidos sino que construimos una fuerza política diversa y unitaria que encontraba una síntesis en el debate sano, fraterno y con intenso contenido político.

Lamentablemente, la dinámica actual, las formas de las redes sociales y la mediatización permanente conlleva a que este debate necesario tenga inserto un riesgo latente y profundamente complejo para la izquierda: quedar rápidamente atrincherado y con ello los fanatismos, los personalismos exacerbados y la victimización.
 
Por eso, cuando hay compañeros y compañeras que invitan a compartir un intercambio desde el crecimiento mutuo no solo hay que aplaudirlo sino acompañarlo. Sabiendo que siempre tendremos espacios de acuerdo y de disenso, pero que de eso se trato siempre la construcción de nuestra fuerza política y que debemos, desde las bases militantes, hacer el mayor esfuerzo para que las competencias electorales no se adelanten ni nos acerquen a posiciones de trincheras cuando nuestros objetivos hoy tienen que ser otros y mucho más urgentes.

Creo que el primero de ellos es fortalecer los lazos comunitarios, solo hay sociedad posible donde hay identidad y comunidad, solo hay posibilidad de acercarme a mi vecino cuando mi vecino está dispuesto a escucharme y a entenderme. Sin comunidad el lazo del diálogo está perdido, y viceversa.
Necesitamos hoy que cada persona se convenza de que estos 5 años son y serán de retroceso. No hacen falta grandes discursos, los vecinos lo ven en su vida cotidiana, por ejemplo en la caída del empleo y en la suba permanente de tarifas.

Pero el drama mayor no son simplemente estos indicadores, que de por sí ya son importantes, sino la instalación de un proceso que vivimos décadas atrás y que comienza con el discurso de las necesidades liberales y termina con el pueblo pagando los platos rotos con niveles de pobreza y de indigencia que habíamos abandonado, y que lamentablemente hoy aumentan. 

Se dirá que la pandemia jugó un rol importante en esta situación, y no podemos dejar de admitirlo, pero en todo caso de lo que sí serán responsables, y lo dicen desde dentro de la propia coalición, es de no ser capaces de tomar medidas más drásticas para sostener la situación social, de priorizar el mercado y la supuesta libertad individual (ahora libertad responsable) por sobre las responsabilidades que el Gobierno debería asumir para con su gente.


Porque de ser gobierno, no me caben dudas, las personas serían nuestro primer desvelo si las circunstancias nos llevaran a elegir entre garantizarle certezas al pueblo o paliar la deuda recurriendo a recortes. Es una decisión política. Lamentablemente vamos a tener el jodido privilegio de ser de los países que menos se ha endeudado para paliar la crisis de pandemia. 


Pero claro, allí queda a la vista también para quien se gobierna.
 
Este es el gobierno que surgió de nuestro sistema democrático y nos tenemos que hacer cargo todos de aportar para la mejora de la situación, y como justamente nos hacemos cargo el Frente Amplio ha hecho propuestas concretas y claras para mejorar la situación de la gente: un ingreso básico de emergencia, la suspensión de lanzamientos y cortes de servicios, el diferimiento de cuotas/vivienda y pagos de los servicios para los sectores más vulnerados; medidas en torno al seguro de desempleo; apoyo a las micro y pequeñas empresas; y el adelanto de inversión pública y apoyo a la inversión privada en infraestructura y vivienda. 

Todas herramientas posibles, algunas de ellas ya utilizadas en la crisis de 2008-09 por el propio Frente Amplio que permitió sostener la economía en crecimiento mientras los países vecinos la veían caer. Los compañeros y compañeras que elaboraron estas propuestas calcularon su costo en un 2% del PBI (aunque obviamente termina siendo menor ya que la actividad económica redunda en ingresos al Estado). 
No es una locura, es una necesidad y es una obligación que se tomen medidas, medidas que además se están reclamando desde la interna de la propia coalición de gobierno en una situación bastante cómica en algunos casos. 

Y como nos hacemos cargo tenemos que ser conscientes también de que no podemos responsabilizar al vecino que votó distinto. Lo hizo con su esperanza, lo hizo con sus convicciones, lo hizo distraído, vaya a saber cuántos motivos pueden existir. Tratemos de comprender y entender primero por qué la vecina hizo una opción por otro proyecto de país. Solo comprendiendo y construyendo el puente del encuentro podremos pedirle a la vecina que cruce y nos acompañe a retomar la senda del crecimiento y la mejora de las condiciones de vida de las personas. 


Esto tiene que ver con abandonar la soberbia que tantas veces nos llevó por el camino equivocado. Hay un ejemplo que he utilizado muchas veces - durante los gobiernos del FA no importó toda la inversión hecha en el sistema policial, mejorar las jornadas de trabajo, elevar los sueldos de forma más que contundente y sin embargo cuando se le preguntaba a la gente pues la gente estaba insegura. Y más allá de lo empírico o de las causas, el sentimiento en sí de la ciudadanía es lo importante. Nosotros no supimos dar lugar a ese sentir, no fuimos empáticos, fuimos soberbios. 


No podemos construir desde la soberbia, hay que construir desde la empatía. Apenas tenemos la oportunidad, y ese será nuestro gesto y aporte revolucionario en esta coyuntura, escuchar a quien se encuentra a nuestro lado e invitarle para que camine con nosotros. 

Así tendremos una vez más, un Frente Amplio conectado con la gente, con los movimientos sociales, con la realidad de trabajadores, empresarios locales, pero sobre todo con la vida diaria de las personas que habitan y viven en el Uruguay. Porque para eso participamos cada uno de nosotros y nosotras, para eso estuvimos hoy en la plaza Colón.
Tenemos que encontrarnos en las calles y acompañarnos, trabajar para eliminar brechas que no nos permitan acercar, convencer, multiplicar los niveles de empatía, poner las cosas en su justo tiempo y este es el tiempo de trabajo con la fuerza política en unidad y de la fuerza política con la gente. No perdamos la oportunidad de vernos y recordarnos que somos, como dijo Seregni, una fuerza constructora y que ese hoy es nuestro mayor desafío: Construir para volver, volver para gobernar y gobernar para la felicidad de la gente


Cuenten conmigo.  

Comentarios

  1. Gracias Cristian. Es verdad. La gente bota X desacuerdos y esperanza. Nosotros pir echos y convicción. Debemos acompañar en lo bueno y proyectarnos, planeando y perfeccionando nuestro futuro gobierno. Lo que más duele, es el revanchismo y destrozo del que éramos sabedores, no nos equivocamos. En esa no.
    A cerrar filas. Ahora es la hora de caminar

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  2. Los 15 años del FA fueron los mejores para la clase trabajadora. Hoy nos cuesta mucho ser oposición, por que debemos construir proyectos de futuro, pensar, sí pensar en un proyecto que continúe poniendo el foco en los trabajadores, creando ciudadanía pero con nuevas esperanzas e interpretando con inteligencia el mundo que tenemos enfrente, el Siglo XXI no será, ya no es igual al SXX los procesos revolucionarios del siglo pasado y sus ideologías han quedado caducos. Las nuevas tecnologías han cambiado el mapa del mundo y de sus sociedades. Y comparto contigo que solo comunicándose en el mano a mano con empatía cerca de la gente y su cotideanidad podremos reflexionar y crear proyectos revolucionarios para los nuevos desafíos.

    Norma Sandro
    nmscastadiva@gmai .com

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