El último de la fila.



Estos últimos días se ha hablado mucho de las vacunas y sus alrededores. Creo que, en todo este vericueto hay tres grandes ejes: las vacunas en sí, el proceso de decisiones y política pública tras las vacunas y la respuesta de la población. 


Pero lo primero responsable hoy es remarcar la confianza en las vacunas. Y tener confianza en las vacunas no es tener confianza en un gobierno de turno, sea cual sea, es tener confianza en los avances científicos y técnicos, en esos avances universitarios que nos han ido, a escala mundial, permitiendo mejorar la calidad de vida de las personas y elevar a niveles insospechados, hace relativamente pocos años en términos antropológicos, la longevidad de las poblaciones. 


También es confianza en los procesos de investigación, confianza en países que vienen tomando decisiones proactivas en pro de la investigación y el desarrollo de la ciencia. Hay muchísimo de soberanía nacional que uno adquiere cuando apuesta y consigue sistemas de investigación que le permiten desarrollar respuestas propias a demandas inesperadas. 


Toda la telenovela de la llegada de las vacunas, que más que telenovela fue una serie completa de varias temporadas, con secuelas y precuelas, avistaje de aviones, audios y videos preparados, funcionarios echados, posiciones en la fila, que si íbamos a estar primeros, que si llegamos últimos, que si ahora seremos los primeros en terminar, en fin, toda la teatralización que propios y extraños abundan, está marcada por una necesidad: la de contar con vacunas que nosotros no pudimos desarrollar. 


Y creo que esta tiene que ser una señal clara de la necesidad cada vez más imperiosa de apostar por la inversión firme y sostenida, como política de Estado, en la investigación y el desarrollo de la ciencia a nivel nacional. Contrario a lo que, lamentablemente, está sucediendo con las decisiones de recortar presupuesto en la materia.


Lo otro es que hay que ser conscientes de lo que implica la toma de decisiones y los procesos en términos de tiempo con sus consecuencias. Llevamos 70.000 vacunados en cinco días. Al mismo ritmo de vacunación esto daría casi medio millón de personas en un mes. Esto habla de un sistema de vacunación consolidado y extendido en el tiempo y en el territorio que está dando la respuesta que hoy necesitamos. Hoy nos damos cuenta lo importante que hubiese sido cumplir con la promesa de ser verdaderamente los primeros en la fila.

No puede decir hoy el gobierno que de tener las vacunas antes no se hubiesen salvado vidas. Si uno mira las curvas de vacunación de países como Israel verá de forma clara cómo descienden los enfermos de gravedad y las muertes a partir de la vacunación. 


De haber accedido a las vacunas en diciembre, o enero, hoy tendríamos medio millón de personas vacunadas con los funcionarios y trabajadores de la salud incluidos, con todo lo que ello implica. 


Por otro lado está la respuesta de la población. Y con esto hay que ser claro y enfático.

Hay que vacunarse. Todos y todas tenemos que vacunarnos. 

Colocar dudas y peros en este momento, luego que estamos todos inoculados desde que nacimos vaya a uno a saber con qué, parece bastante ridículo. Pero además hay un tema ideológico: la libertad no está por encima de todo y no debería estar jamás por encima de la salud general de la población. Los anti vacunas son en su gran mayoría expresiones de derecha dura que encierran una visión fuertemente individualista de la vida en sociedad. 


Con respecto a ellos y las conspiraciones, pues bueno, si esto es una conspiración y una enfermedad inventada, probablemente no será la primera ni la última, y seguro, si esa postura es cierta, vivimos encerrados en conspiraciones inmensas de enfermedades y vacunas desde que nacimos. La solución en todo caso no puede ser la apuesta a la muerte de más gente sino repensar las bases mismas de un sistema que pone al beneficio personal y el lucro económico por encima de la vida de las personas.  


Mientras tanto, vaya y vacúnese. Hágalo hoy y después... después también.


Comentarios

  1. Excelente!!hay que vacunarnse!!

    ResponderEliminar
  2. Tan claro y coherente como siempre 👏

    ResponderEliminar
  3. Con respecto a las vacunas No comparto contigo, ya con las cláusulas de confidencialidad que firmo el Gobierno con los laboratorios no me inspiran Nada de confianza. Están insistiendo mucho en vacunarse, se habla de que No son obligatorias, pero ¿ realmente es así? No , la obligatoriedad esta implícita ya están llegando a los servicios Estatales comunicados exhortando a que los funcionarios se vacunen, presionando y manipulando a los mismos. Por otro lado ,primero se habló del Consetimiento Informado, el cual se lo manejó muy mal, después lo sacaron y ahora? No hay consentimiento informado? Respeto el derecho de cada uno a decidir sobre su cuerpo, vacunarse o no, pero no dejemos que nos presionen.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

FLORENCIA MARCÓ EL DEBATE

LA SOCIEDAD DE LA NIEVE